jueves, 20 de octubre de 2016

El juego del huevo y la gallina

El yo que cada una de nosotras cree que somos, ¿qué es?

¿Una constante intrínseca? 
o
¿una variable extrínseca?

Sería algo así como plantearse, simplemente, quién es sujeto y quién predicado en la gramática de las relaciones interpersonales.

¿Es el yo un sujeto del grupo o un predicado del mismo?

¿o las dos cosas a la vez?


¿El yo es sujeto de una relación o predicado de la misma?

¿Dónde empiezo yo y dónde comienza el otro?

¿Existe algo llamado yo a parte de nosotras?

¿un eterno movimiento?


¿Qué fue antes?

Hospitales úteros


Los hospitales tendrían que funcionar como úteros desarrollados por la técnica de un espacio humano
construido por personas-grupo, que se encargarían de restablecer el equilibrio de la persona, de su
existencia, de su cuerpo, de su grupo y de la sociedad global.

martes, 18 de octubre de 2016

Psicopatología, por David Cooper

"No existen los problemas psicopatológicos; y psicopatología debe considerarse como la más obscena de las palabras, precisamente en razón de su no reconocimiento del amor"

lunes, 17 de octubre de 2016

Paradojas paradojas

Seguir creyendo que existen los pacientes, compartir esa creencia como una realidad creando realidad, es la mayor paradoja que tenemos que enfrentar como profesionales.

Sólo hay yoes y otros yoes, grupos de personas en constante interacción, en un interjuego caleidoscópico  de dinámicas y relaciones de poder y de flujo de informaciones, de afectos, y de flujos corporales.

Cuando deja de existir la enfermedad mental, tan solo quedamos unas y otras mirándonos a los ojos y preguntándonos,

¿qué hacemos aquí?

 ¿qué está pasando?

¿Y ahora qué?

sábado, 15 de octubre de 2016

MAS(Mental): Médico asalariado de salud (mental)

Como un ejército de mercenarios
pagados para acallar el latente
pulsátil
  a veces explosivo
dolor social

Soy un médico
asalariado
de salud mental

Un psiquiatra redomado
a golpes de felpudo me defiendo
con tontos aforismos
para buscarme nombres
para asirme
entre tanta locura de mundo
de vidas de seres
que vagamos
en expediciones milenarias
a través de unos latidos
de universo

Como un ejército de expendedores
de substancias psicoactivas
consiguiendo transformar
  controlar
los sentidos de las cosas
los estados de las mentes

Y también de estar presente en tantas vidas
en tantas y tantas vidas dañadas
heridas a lo largo de la historia




miércoles, 12 de octubre de 2016

Psicopatía psiquiátrica

En las instituciones de salud mental está de moda eso de coordinarse. Conceptos como continuidad de cuidados, interdisciplinar, multidisciplinar, reuniones de equipo, ...inundan las bocas de muchos profesionales de atención directa y de todos los cargos directivos de turno.

Las intenciones, las mejores. Por muy capullas que podamos llegar a ser las personas, poca gente desea realmente mal a otras personas y abusa de su poder con mala conciencia de si mismo. Es pura supervivencia psicológica. Cada una pensamos que estamos haciendo lo mejor que podemos hacer en ese momento. ¿Siempre es así? Esa pregunta tan solo podemos respondérnosla cada una de nosotras, en cada situación vivida.

Pero la realidad diaria de las coordinaciones entre servicios, y de las llamadas reuniones de equipo, también está cargada de vivencias de personas, de grupos, de emociones y de relaciones de poder.

A lo largo de mis casi 13 años como residente de psiquiatría y psiquiatra después, he vivido interminables reuniones de personas y de equipos, coordinaciones de servicios, instituciones diferentes...He llegado a escuchar cosas increíbles.

Creo que si todas las personas que trabajamos como asalariadas en salud mental fuéramos conscientes de lo que ocurre cada minuto en esos servicios e instituciones, de lo que hablamos de las personas diagnosticadas/bles, cómo hablamos, qué vivencia tenemos respecto de lo que son y de nuestras relaciones con ellas, conscientes de las pirámides de poder que condicionan esas mismas relaciones...Si algo así pasara, ¿qué pasaría?

Hay días que salgo del trabajo y siento que mi profesión es pura psicopatía, psicopatía psiquiátrica.



Hoy enciendo una vela por una persona que murió y vivió de una forma silenciosa. La pena da mucha rabia.

jueves, 6 de octubre de 2016

Psicopatología laboral

Empiezo a sospechar un complot.

Cada día, literalmente, aumenta el número de personas que llegan a consulta con quejas relacionadas con el trabajo. Porque no lo tienen y eso les deja en situaciones muy precarias. Porque lo tienen en condiciones tan precarias que es como si no lo tuvieran, y también, de una forma terriblemente silenciosa, por la existencia de ambientes laborales intoxicados, abusos de poder, odiosas jerarquizaciones y rigidificaciones de las relaciones, horarios, rutinas inhumanas...

La salud emocional y física de las comunidades está directamente relacionada con estas condiciones laborales, y estas, directamente relacionadas con la situación sociopolítica de dicha comunidad.

Pero a mi consulta llegan personas en estado de sufrimiento. Intentan encontrar los resortes legales e institucionales que les den soporte, les defiendan, les acompañen en esas situaciones.

¿Y qué encuentran?

Estructuras sin capacidad de acción, por múltiples razones: Servicios de Prevención, Mutuas, Sistema de Seguridad Social, Sindicatos, Sistemas Judiciales, y diversas estructuras sociosanitarias, entre las que me encuentro. Van rebotando en medio de un caos en el que cada uno va empujando hacia otro lado y muchos, acaban goteando, incesantemente en las consultas de psicología y psiquiatría de todo el sistema.

¿Y yo qué puedo hacer?

Indignarme por la inoperancia de los sistemas actuales. Hacer informes que expresen esta relación con el sufrimiento de las personas.

Desculpabilizar a la gente que acaba pensando que el problema son ellos, sus "capacidades" (para adaptarse, para desconectar, para resistir, para defenderse, para aguantar, para sobrevivir...).

Preguntarme que está pasando. Es sospechoso que tenga que ir viendo, día tras día, de una en una, encerrado en un despacho de donde nada puede salir, a todas las personas que tienen el mismo problema y que no tienen que ver con ellas más que por la afectación que sufren por pertenecer al sistema que pertenecen.

No me preocupan en absoluto los genes. Me preocupa el estado emocional de las personas. Y el asunto laboral es de extrema importancia. Todavía estamos a años luz de aplicar lo que ya sabemos que son condiciones laborales y ambientes laborales saludables.

Mientras mi profesión continua llevando al extremo por algún lado su obsesión biologicista, mecanicista, tecnicista...continuamos individualizando graves problemas sociales que quedan como en sordina por nuestra delirante estructura diagnóstica y terapéutica.

Dopamos el malestar social. Drogas para proteger al sistema. Drogas para ahogar las señales de alarma que damos cada día las personas y nuestros sufrimientos en miles de consultas de salud mental de todo el mundo occidentalizado. Drogas para seguir tragando. Drogas para seguir aguantando. Drogas para silenciar, y para silenciarnos.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Psiquiatría de mis amores

El trabajo de psiquiatra siempre me ha resultado conflictivo en si mismo.

Mi rol me obliga a estar en contacto con personas, familias o grupos de personas, en estados de sufrimiento, a veces extremo, y en muchas ocasiones, el sistema para el cual trabajo, me obliga a realizar acciones que pueden provocar más sufrimiento a estas personas; o impide/dificulta acciones que podrían mejorar la situación de las mismas.

El sistema psiquiátrico comienza a desmoronarse desde sus cimientos, si es que alguna vez existió algo parecido. La dominación del aparato biomédico está tocado en sus puntos fundamentales. No hay "causas" biológicas del sufrimiento psíquico. Los tratamientos farmacológicos que usamos los psiquiatras son drogas con efectos peligrosos que no "curan" absolutamente nada, y que tienen que ser usadas lo mínimo posible, el mínimo tiempo posible y sin depositar en ellas absolutamente ninguna esperanza de salud. Tan solo como substancias químicas con una funcionalidad potencial concreta, en una situación determinada.

El resto: proceso humano, proceso social, proceso político.

No sé hacia dónde va la psiquiatría ni hacia dónde sería mejor que fuera. Sólo se que, actualmente, mi profesión, con la que estoy reconciliado desde muy reciente fecha, produce muchos más daños que beneficios y, como cada día intento transmitir a la gente con la que trabajo, hay que intentar alejarse lo más posible de ella y buscar procesos de salud en otros lugares de la comunidad.